sábado, 22 de septiembre de 2012

Transformados a su semejanza

"Por eso, todos nosotros, ya sin el velo que nos cubría la cara, somos como un espejo que refleja la gloria del Señor, y vamos transformándonos en su imagen misma, porque cada vez tenemos más de su gloria, y esto por la acción del Señor, que es el Espíritu". 2 Corintios 3:18

Una señal del nuevo nacimiento, es la necesidad de conocer del Señor Jesucristo, y del Padre Celestial, esa necesidad se da en una vida de oración y meditación de su Palabra, y en todo lo que tiene que ver con el conocimiento de Dios, escuchando predicas, o en la lectura de libros. Ese es el primer amor, el cual nos conduce a  saber todo lo relacionado con nuestro Eterno Dios, es un tiempo extraordinario, queremos estar cada momento con Él, leer la Biblia, hablarle a toda persona de que Cristo es real, y un deseeo ardiente de que toda nuestra familia conozcan a ese precioso y amado Salvador Jesucristo, servimos en la iglesia sin reparo alguno,  nos apartamos de todo lo que sea pecado, amamos a todo el mundo, empezando por aquellas personas que nos han hecho daño, ese amor que llena nuestro corazón es incondicional, como se dice a prueba de todo. Y cada día queremos ser esas personas santas y perfectas; y a medida que vamos creciendo, nuestro primer amor pareciera que fuera menguando, pero la verdad es que vamos adquiriendo un poco de más madurez.

Es por eso que una persona cristiana que da mal testimonio; va en contravia de la Palabra de 2 Corintios 3:18, porque es bien cierto que no hay hombres perfectos, pero si hay hombres que a pesar de sus muchas luchas, cada día son transformados en la misma imagen del Señor, por la obra maravillosa del Espíritu, ¡Oh bendito Dios, cuan gloriosa es tu Palabra!

Bendiciones