lunes, 14 de octubre de 2013

Sirviendo a Cristo Jesús, Señor nuestro

Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres, sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia. Es a Cristo el Señor a quien servís.
Porque el que procede con injusticia sufrirá las consecuencias del mal que ha cometido, y eso, sin acepción de personas. Colosenses 3:23-25


Cuando de verdad amamos a Dios, todo lo que hacemos lo hacemos con agrado, no para el hombre sino para Dios, a Él es que servimos, es por amor y gratitud. Pero, hay circunstancias
que nos llevan hacer cosas de mala gana, con una actitud de enojo, llevándonos a ofender y a maltratar  injustamente a las personas que nos rodean, y esto trae consecuencias, como lo expresa el apóstol Pablo (V.25). 
Veamos lo que nos dice Hebreos al respecto: "Cuídense unos a otros, para que ninguno de ustedes deje de recibir la gracia de Dios. Tengan cuidado de que no brote ninguna raíz venenosa de amargura, la cual los trastorne a ustedes y envenene a muchos" Hebreos 12:15.
 
Muchas bendiciones