"Pedro le dijo: Ananías, ¿por qué dejaste que Satanás te dominara y te hiciera mentir al Espíritu Santo quedándote con parte del dinero que te pagaron por el terreno? ¿Acaso no era tuyo el terreno? y puesto que lo vendiste, ¿no era tuyo el dinero? ¿Por qué se te ocurrió hacer esto? No has mentido a los hombres, sino a Dios" Hechos 5:3-4.
"Por lo tanto, dejando la mentira, hable cada uno a su prójimo con la verdad, porque todos somos miembros de un mismo cuerpo" Efesios 4:25.
¡Dios les bendiga!
La mentira es un pecado tan grave como cualquier otro pecado, y a veces no alcanzamos a ver la trascendencia que conlleva una mentira, y nos escudamos diciendo que es una mentira pequeña o una mentira piadosa, no nos dejemos engañar por el enemigo; como dice la Palabra no le mentimos a los hombres sino a Dios, tremenda verdad, digna de tenerla muy presente y ponerla por obra.
Recordemos de donde proviene toda mentira, y observemos lo que Jesús les dijo a los Judíos:
"El padre de ustedes es el diablo; ustedes le pertenecen, y tratan de hacer lo que él quiere. El diablo ha sido un asesino desde el principio. No se mantiene en la verdad, y nunca dice la verdad. Cuando dice mentiras, habla como lo que es; porque es mentiroso y es el padre de la mentira" Juan 8:44. "Por lo tanto, dejando la mentira, hable cada uno a su prójimo con la verdad, porque todos somos miembros de un mismo cuerpo" Efesios 4:25.
¡Dios les bendiga!