domingo, 20 de mayo de 2012

El fruto que permanece


"Yo soy la vid, vosotros los pámpanos. El que permanece en mí, y Yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer" Juan 15:5.







Disponer nuestro corazón para seguir a Cristo, es dejarnos moldear y poner nuestras vidas en sus manos; lo cual nos lleva a dar fruto en abundancia, en la dependencia de una continua relación personal día a día (oración), y  la meditación de su Palabra bajo la dirección de su Santo Espíritu.

"Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien" Josué 1:8.

Bendiciones:
"Que el SEÑOR, el Dios de vuestros padres, os multiplique mil veces más de lo que sois y os bendiga, tal como os ha prometido" Deuteronomio 1:11