Una de las cosas maravillosas de conocer de Dios, es poder estar en su presencia, porque en su presencia hay regocijo, gozo; la vida no tiene sentido, sin Él.
En Él estamos completos, y cuando Él no está en nuestro corazón, nuestra vida es vacia, es triste.
Sólo con un corazón limpio y un espíritu recto, se puede gozar de la presencia de Dios. Ésta es la razón por la cual David en el Salmo 51 expresa dolor por haber pecado, porque el pecado le había apartado de ese gozo y su clamor fue: